miércoles, 13 de abril de 2011

La diversidad en el aula: nuevos retos para la educación

La idea de un aula compuesta por alumnos/as con características más o menos homogéneas, es un proyecto irrealizable.

Actualmente nos encontramos que, cada vez de manera más frecuente, las aulas son escenarios donde se concentran grupos de alumnos/as con una gran diversidad. Por ejemplo, diferencias por razones sociales (niños en situaciones de riesgo social, procedencia de distintos ámbitos sociales…); étnicas y culturales (nivel elevado de niños/as que provienen de otras culturas y con distinta lengua), alumnos/as con baja motivación, altas capacidades, con necesidades educativas especiales, etc.

Todo esto conlleva que los procesos de enseñanza-aprendizaje no sólo tengan como base los distintos niveles educativos (Educación Infantil, Educación Primaria, Secundaria,…) donde se estructuran y marcan unos “tipos” de aprendizaje determinados (por descubrimiento, imitación, significativo,…), sino que además tenemos que hacer frente a todas esas características que encontramos en las aulas, y que marcan cambios en el planteamiento de la educación.

De este modo, tendríamos que plantear. adaptaciones o modificaciones en los distintos niveles que conforman la comunidad educativa, estableciendo una fórmula (dentro de los proyectos curriculares o programaciones) donde se diese cobertura a este tipo de situaciones reales que están apareciendo en las aulas, trabajando mucho más la inclusión y potenciando un aprendizaje cooperativo.

Hay que trabajar en:

- La situación concreta del aula.
- A nivel de profesores/as
- A nivel del alumno/a.
- A nivel del resto de la Comunidad Escolar (padres/madres,…).

“Si somos capaces a nivel educativo de solucionar y ver la diversidad como una cuestión real y positiva y que podemos aprovechar, ganaremos en todos los niveles de la Sociedad”.

“La belleza del Arco Iris radica en sus diferentes colores”

Punto de partida, una forma diferente de la diversidad cultural en el mundo:

Técnicas y recursos para trabajar la diversidad a edades tempranas

Podemos partir de la película “Buscando a Nemo”, que, seguro, todos los niños/as conocen. La historia de este famoso pez será nuestro centro de interés: Nemo era un pequeño pez payaso que tenía un problema: una de sus dos aletas estaba menos desarrollada que la otra y era muy pequeña. A esta aleta la llamaba “la aleta feliz”.Tras recordar la historia (también podemos ver la película) y mostrar la imagen de Nemo, podemos plantear un debate cuyas cuestiones se reorientarán hacia la diversidad, por ejemplo: ¿Qué le pasaba a Nemo en las aletas? Aunque tuviese una aleta más pequeña, ¿podía nadar?, ¿podía jugar?, ¿podía ir a la escuela?, ¿tenía amigos? ¿Pensáis que todos los niños/as pueden jugar, ir a la escuela y tener amigos? Si tenemos un compañero que es más bajito que nosotros, ¿puede ser nuestro amigo? ¿y si viene de otro país? ¿y si está en silla de ruedas?

Me llamo Nemo y sé…

Siguiendo con Nemo, podemos hacer la siguiente actividad: el docente reparte a los niños/as tarjetas con diferentes acciones (reír, hablar, cepillar los dientes…); los alumnos/as saldrán al centro de la clase y dirán Me llamo Nemo y sé… añadiendo la acción que le haya tocado en la tarjeta, dramatizándola de forma simple.

Una vez dramatizada la situación, el niño/a entregará la tarjeta al maestro/a que las irá colocando todas en mural.

Para finalizar, podemos llegar a un debate o reflexión grupal en relación a las posibilidades que todos tenemos para hacer cosas, aunque, como Nemo, tengamos algún pequeño defecto físico.

A continuación un ejemplo de cómo podría ser el mural:

La motivación como estrategia en las actividades

La motivación, en el ámbito de la enseñanza-aprendizaje, hace referencia a aquellos factores que incitan al alumnado a escuchar las explicaciones del maestro/a, tener interés en preguntar y aclarar dudas, participar de forma activa en la dinámica de la clase, realizar las actividades propuestas, investigar, experimentar y aprender de manera constructiva y significativa. En definitiva, presentar una conducta que facilite los aprendizajes, acorde con sus capacidades, inquietudes y posibilidades, pues cada alumno/a tiene unas características individuales.

Los docentes debemos ser conscientes de que es imprescindible el uso de recursos y estrategias motivadoras y atractivas adaptadas a las necesidades, gustos, preferencias e intereses de los alumnos y alumnas.

Explicada la importancia de la motivación, propongo un recurso, sencillo y a la vez muy motivador, para añadir a las actividades de Nemo y la diversidad. Los niños/as pueden hacer caretas de Nemo y llevarlas al salir a dramatizar las acciones, de esta forma se “convierten” durante un instante en ese pez que seguro conocen y les gusta. Es un recurso sencillo, pero a la vez capaz de hacer que los alumnos/as disfruten mucho más de las actividades.

No hay dos iguales...

En esta actividad, el niño o niña tiene que buscar dos dibujos iguales y colorearlos.

Resulta un poco complicada por las propias características cognitivas de estas edades, pero no es mala idea intentar que lleguen a la conclusión de que no hay dos dibujos iguales: TODOS SOMOS DIFERENTES.

Por último, nos gustaría dejaros un vídeo a modo de reflexión.

http://www.youtube.com/watch?v=OVf1GhKDtW8&feature=related

Una de modales

Los buenos modales son el primer paso del comportamiento civilizado, demuestran nuestra consideración hacia los demás. Nos ayudan a desenvolvernos tanto en el ámbito familiar como en las relaciones sociales con los demás. Los buenos modales se enseñan y se aprenden, para ello deben practicarse a diario, tanto en el hogar como en la escuela. Es muy importante tener en cuenta que los niños/as imitan los comportamientos de los adultos en general, por lo que se hace fundamental tener precaución en presencia de ellos; no podemos exigirles aquello que nosotros no ponemos en práctica.
• A través de este cuento podremos introducir a los niños/as en el mundo de los buenos modales, ya que los conocerán de una manera diferente a la que se conocen habitualmente.


Érase una vez una palabra diminuta llamada “Porfavor” que vivía en la pequeña boca de un niño.
Los porfavores viven en la boca de todo el mundo, aunque a veces la gente se olvida de que están allí.
Para que los porfavores estén sanos y felices, deben salir a menudo de la boca para tomar aire. Son como los peces en una pecera, que suben a la superficie del agua para respirar.
El Porfavor del que os voy a hablar vivía en la boca de un niño llamado Dick. Pero eran contadas las veces que tenía la oportunidad de salir. Porque Dick, lamento decirlo, era un niño muy grosero y casi nunca se acordaba de decir “Por favor”.
- ¡Dame pan! ¡Pásame agua! ¡Quiero ese libro!- así era como pedía las cosas.
Sus padres y hermanos estaban muy disgustados con él. Y el pobre “Porfavor” esperando la oportunidad de salir, mientras se debilitaba más y más.
Dick tenía un hermano, John era mayor que Dick, tenía casi diez años, y era tan educado como grosero era su hermano. Así que su Porfavor disponía de mucho aire y era fuerte y feliz.
Un día durante el desayuno, el Porfavor de Dick sintió que debía salir a tomar aire fresco, aunque tuviera que escapar. Así que huyo fuera de la boca de Dick e inspiró profundamente. Entonces echó a correr por la mesa y saltó dentro de la boca de John.
El Porfavor que vivía allí se enfadó muchísimo.
- ¡Fuera!- gritó -. ¡Éste no es tu sitio! ¡Es mi boca!
- Ya lo sé – contestó el Porfavor de Dick -. Yo vivo en la boca de su hermano. Pero me siento muy desdichado porque no me usa nunca. ¡No puedo respirar aire fresco! He pensado que quizá serías tan amable de dejarme quedar aquí un día o dos, hasta que me sienta más fuerte.
- Claro, por supuesto – contestó el otro Porfavor, compresivo -. Me hago cargo. Quédate si quieres, y cuando mi dueño me utilice saldremos los dos juntos. Es muy cortés y no creo que le importe decir “por favor” dos veces. Quédate tanto tiempo como quieras.

Esa noche, a la hora de cenar, John quería mantequilla y dijo:
- Papá, ¿me pasas la mantequilla, por favor- por favor?
- Claro – contestó su padre- . Pero ¿no eres demasiado educado?
John no respondió. Se había vuelto hacia su madre y le dijo:
- Mamá, ¿me das un panecillo, por favor- por favor?
Su madre se rió.
- Te daré el panecillo, cariño. Pero ¿por qué dices “por favor” dos veces?
- No lo sé –respondió John-. Es como si las palabras salieran solas. Katie por favor por favor, ¿puedes acercarme el agua?
- Bueno, bueno –comento su padre- . No hay ningún mal en que este mundo se empleen muchos “porfavores”.
Mientras tanto el pequeño Dick había pedido:
- ¡Dame un huevo! ¡Quiero leche! ¡Pásame la cuchara!- tan groseramente como era habitual.

Pero de pronto calló y escuchó a su hermano. Pensó que sería divertido hablar como lo hacía John, y lo intentó :
- Mamá “por favor”, pero no podía. Nunca podría imaginar que su pequeño “Porfavor” estaba sentado en la boca de John. Así que volvió a intentarlo y pidió la mantequilla:
- Mamá, ¿me acercas la mantequilla, p…?

Eso fue todo lo que pudo decir.
Así pasó el día. Todo el mundo se preguntaba qué les pasaba a los dos niños. Al llegar la ¡noche, estaban tan cansados y Dick se sentía tan contrariado que su madre les mandó a la cama muy temprano.
A la mañana siguiente, tan pronto como se sentaron a la mesa, el Porfavor de Dick volvió de nuevo a su casa. Había tomado tanto aire fresco el día anterior que se sentía fuerte y feliz. Y no tardó en volver a refrescarse porque Dick dijo:
-Papá, ¿me pelas la naranja, por favor?
¡Caramba! La palabra salió con una facilidad sorprendente. Sonó tan bien como cuando la usaba John. Esa mañana, John pronunciaba un sólo “porfavor”. Y desde aquel día, el pequeño Dick fue tan educado como su hermano.

• Podemos acabar poniendo el siguiente vídeo y, a continuación, hablar con los niños/as para que nos cuenten lo que han visto y lo que han escuchado en el cuento.

A continuación os mostramos un vídeo para reforzar los buenos modales con una canción:
http://youtu.be/_8PT3oziZuo

Enséñame a comer

Con este juego conseguiremos que los niños/as se sienten a la mesa a comer de forma correcta, pues una mala posición puede provocar daños en la espalda que se manifestarán en la etapa de la adolescencia o la adultez.
Este juego fomenta el trabajo autónomo, además de mejorar la organización del espacio y la imaginación; se puede llevar a cabo tanto en la escuela como en casa.

Materiales:
- Mesa preparada (ficción), se pondrán vasos, platos, cubiertos, servilletas de plástico simulando una comida de verdad.
- Tener preparadas las normas para explicárselas a los niños/as.

Preparación:
- Se les explicará a los niños/as las normas de comportamiento que se deben tener en una mesa a la hora de comer; se les puede pedir que propongan sugerencias. No es conveniente tener muchas normas, para que las puedan recordar todas.



Normas para adquirir buenos hábitos a la hora de comer:

- Recto: Uno ha de sentarse recto en la silla. Así evitaremos posibles daños en la columna vertebral y que la comida se caiga.
- Codos: No se apoyan los codos sobre la mesa mientras se come.
- Manos: Las dos manos han de estar a la vista. Sujetando los cubiertos, apoyadas encima de la mesa o con el pan.
- Servilleta: Debe ponerse sobre el regazo del niño/a. Así si se le cae comida no se mancha. Si se utilizan de papel, se pueden comprar de tamaño grande.
- Boca: No se debe hablar con la boca llena, ni comer con la boca abierta.
Descripción del juego:
Después de exponerles a los niños/as las normas que hay que cumplir en la mesa, se les explicará el juego (servirá también recordarán las normas): estarán sentados en las mesas como si estuvieran comiendo y tendrán en cuenta las normas que ya hemos visto. El docente o los padres/madres, irán observando el comportamiento de cada niño/a , y si alguno/a no lo hace bien, se le nombrará y se le dirá una cosa que empiece por la clave que anteriormente se le habrá asignado a cada norma.
Por ejemplo: si “Pepito” tiene los codos encima de la mesa, los padres/madres o el educador dirá: “ Pepito-codos” y el niño corregirá su error sin tener que decirle que los codos los tiene mal colocados.
Para finalizar le pondremos este vídeo que contiene una canción con la que repasarán los buenos modales cantando y bailando.

Tenedores divertidos

Los niños/as disfrutan mucho haciendo manualidades, al ser una actividad que realizan de manera autónoma y que el resultado final siempre es satisfactorio para ellos/as.

La actividad manual mejora la motricidad, la coordinación, la creatividad y fomenta el trabajo en grupo.
Dicha actividad se puede llevar a cabo tanto en la escuela como en el hogar, aprovechando que estamos aprendiendo a poner la mesa, cómo sentarnos en la silla, los utensilios para comer, etc. Propondremos a los niños/as esta actividad para que sigan familiarizándose con los cubiertos de una manera divertida.

Materiales:
• Tenedores de plástico.
• Material diverso para decorar.
• Lana.
• Cartulina de colores.
• Tijeras.
• Pegamento.
• Rotuladores permanentes.

Paso a paso:
1. Elegir un tenedor para decorar.
2. Con cartulina realizaremos la boquita, lo ojitos, la nariz, etc.
3. Con los materiales de los que dispongamos podemos hacerle una camiseta, pantalones, etc.
4. Para el pelo utilizaremos la lana, que la pegaremos en las puntas del tenedor.
5. Y ¡ya tenemos nuestro tenedor divertido!